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¿Qué es la huella de carbono y por qué es importante para el clima y la sostenibilidad?

  • Pauta Py
  • 8 ago
  • 3 Min. de lectura

En los últimos años, el cambio climático se ha convertido en una preocupación global.

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En los últimos años, el cambio climático se ha convertido en una preocupación global. Frente a este desafío, entender conceptos clave como la huella de carbono se vuelve fundamental.


La huella de carbono es una forma de medir el impacto que tienen nuestras actividades en el planeta, en términos de la cantidad de gases de efecto invernadero que generamos, especialmente dióxido de carbono (CO₂) (GHG Protocol, 2024).


Este cálculo puede aplicarse a muchas escalas: una persona, una empresa, un producto o incluso una ciudad. La huella se mide en toneladas de CO₂ equivalente (tCO₂e), e incluye también otros gases que contribuyen al calentamiento global, como el metano o el óxido nitroso (IPCC AR6, 2023). Saber cuánto emitimos nos ayuda a tomar decisiones más responsables con el ambiente.


Para medir la huella de carbono, se suelen tener en cuenta tres tipos de emisiones: las directas, como el uso de combustibles en autos o calderas (Alcance 1); las indirectas por consumo eléctrico (Alcance 2); y las que ocurren en toda la cadena de valor, como viajes de trabajo, transporte de insumos o tratamiento de residuos (Alcance 3) (GHG Protocol, 2024). Herramientas como el GHG Protocol o las normas ISO ayudan a estandarizar esta medición.


¿Por qué es importante medirla? Porque no se puede mejorar lo que no se mide. Al conocer nuestra huella, podemos identificar dónde y cómo reducir nuestras emisiones. Esto no solo beneficia al planeta, sino que también puede significar ahorros económicos y una mejor imagen ante clientes, socios o inversionistas (GRI Standards, 2024).


En el mundo empresarial, la huella de carbono se ha vuelto un dato clave en los reportes de sostenibilidad. Organizaciones como GRI (Global Reporting Initiative) o la TCFD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures) recomiendan reportarla para demostrar compromiso ambiental y gestionar riesgos climáticos (GRI, 2024) (TCFD, 2024). Hoy en día, muchos inversionistas priorizan a las empresas que muestran transparencia en estos temas.


Además, medir la huella es el primer paso para participar en iniciativas climáticas globales, como las Science Based Targets (SBTi), que buscan reducir emisiones en línea con lo que la ciencia indica que es necesario para frenar el cambio climático (SBTi, 2024). Estos compromisos también son una manera de generar confianza y abrir puertas a nuevos mercados.


La huella de carbono también es muy importante en los llamados proyectos basados en naturaleza, iniciativas como la reforestación, la protección de bosques o la gestión sostenible de suelos, que capturan o evitan emisiones de carbono (Verra, 2024). Cuantificar esa captura permite generar créditos de carbono, que luego pueden ser vendidos o utilizados para compensar emisiones.


Este tipo de proyectos, además de cuidar el clima, traen beneficios sociales y ambientales adicionales: protegen la biodiversidad, mejoran la calidad del agua y crean empleos locales. Plataformas como Verra o Gold Standard certifican estos proyectos usando metodologías que se basan justamente en el cálculo preciso de la huella (Verra, 2024).


En países como Paraguay, con gran riqueza natural y potencial para energías limpias, medir la huella de carbono puede ser una oportunidad para liderar procesos de desarrollo sostenible. También es una herramienta clave para implementar políticas públicas, acceder a financiamiento climático y construir una economía más verde (IPCC, 2023).


En resumen, la huella de carbono no es solo un número: es una herramienta poderosa para entender nuestro impacto y empezar a cambiarlo. Ya sea desde una acción individual, una decisión de negocios o un proyecto comunitario, medir y gestionar la huella es dar un paso concreto hacia un futuro más sostenible.


Fuentes:

 
 
 

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